El Registro Observacional de la Comunicación Aumentativa y Alternativa (en adelante, ROCAA) ha sido creado como instrumento de evaluación, permitiendo apreciar comportamientos que están implicados en la comunicación del alumnado con necesidades complejas de comunicación (en adelante, NCC), con independencia de su nivel de desarrollo, necesidades de apoyo, nivel de conciencia y salud, y partiendo siempre de la premisa de que todo alumno es un legítimo comunicador con independencia de su situación vital.
El objetivo de ROCAA es registrar habilidades de diferentes áreas que están relacionadas con la comunicación de aquel alumnado que presenta NCC y se encuentra en diferentes etapas o momentos del desarrollo comunicativo.
En la elaboración de ROCAA se ha tomado como referencia el desarrollo típico, bajo la premisa de que cada persona tiene un ritmo madurativo diferente; por lo tanto, el hecho de que un alumno no haya alcanzado un ítem a la edad esperada no siempre va a significar que sea un signo de alarma, aunque puede servir al profesional para diseñar una intervención en el área de la comunicación.
ROCAA genera datos representativos y fiables de la capacidad comunicativa del alumnado que sirven de base para la toma de decisiones en materia de intervención comunicativo-lingüística. Estos datos van a permitir construir un perfil de las capacidades representativas típicas del alumnado en relación a cuatro dominios: habilidades prelingüísticas y lingüísticas, habilidades socioemocionales, habilidades cognitivas y habilidades de alfabetización emergente. Estos dominios están secuenciados en cinco etapas e incluyen conductas consideradas la base de la comunicación independiente y la alfabetización convencional.
Las etapas de ROCAA describen la progresión de las habilidades comunicativas en un continuo de complejidad creciente, desde la etapa de comunicador percibido, a comunicador emergente, comunicador principiante, comunicador simbólico simple, hasta llegar a la de comunicador simbólico complejo.
Para poder utilizar este instrumento es conveniente seguir algunas de las indicaciones que a continuación se especifican.
En primer lugar, hay que leer con detenimiento la descripción de las etapas comunicativas que recoge ROCAA y que se detallan seguidamente:
ETAPA 1. COMUNICADOR PERCIBIDO
La persona considerada como comunicador percibido puede mostrar desde un limitado repertorio de comportamientos, la mayoría reflejos y no intencionales, hasta comportamientos reactivos o predecibles en respuesta a las rutinas diarias (alimentación, cambio de pañal, baño), en las que tienen lugar las mayoría de las interacciones.
El alumnado que se encuentra en esta etapa no muestra ni comportamiento ni comunicación intencionada, y sus expresiones (gestos sutiles, expresiones faciales, movimientos corporales) se perciben y sobre-interpretan como indicativos de incomodidad; protesta o rechazo; placer; interés hacia las personas significativas, etc. En este nivel el alumnado siente una predilección especial por el objeto social (adulto), muy superior a la del objeto físico (objetos).
ETAPA 2. COMUNICADOR EMERGENTE
La persona considerada como comunicador emergente empieza a mostrar un repertorio de comportamientos intencionales dirigidos a personas, objetos y acontecimientos en el entorno inmediato, pero esas conductas no son intencionalmente comunicativas. No obstante, el adulto sigue asignando intenciones comunicativas y significados a las acciones del alumnado, pero cada vez de forma más selectiva, disminuyendo el esfuerzo de realizar una sobre-interpretación para mantener el diálogo vivo, y abrir y cerrar nuevos círculos de comunicación.
En esta etapa el alumnado empieza a interesarse por el mundo de los objetos sin perder el interés hacia el adulto, pero serán intereses irreconciliables: presta atención al adulto o al objeto, pero no a los dos a la vez.
ETAPA 3. COMUNICADOR PRINCIPIANTE
La persona considerada como comunicador principiante tiene desarrollada la intención comunicativa, pero aún no dispone de un medio confiable de comunicación simbólica. Se comunica a través de gestos, expresiones faciales, señalando, etc., estando circunscrita dicha comunicación al “aquí y ahora”.
Comienza la aparición de los protoimperativos y protodeclarativos, y emerge la atención conjunta, que es indicativo para muchos autores de una auténtica intencionalidad comunicativa. Estos intentos comunicativos dependen del contexto y del compañero de comunicación para tener éxito.
El alumnado que se encuentra en esta etapa ya es capaz de prestar atención de forma simultánea a los objetos y a las personas, realizando el proceso de triangulación.
ETAPA 4. COMUNICADOR SIMBÓLICO SIMPLE
El inicio de esta amplia etapa está marcado por el comienzo de la capacidad de representación a través del uso de símbolos concretos, que irán aumentando en número y complejidad representacional, apareciendo la secuenciación de los símbolos al final de la etapa.
La persona considerada como comunicador simbólico mantiene el uso de formas convencionales de comunicación junto con la utilización de los símbolos concretos como objetos, imágenes…, también abstractos como, por ejemplo, palabras o signos. La comunicación sigue siendo multimodal, pudiéndose emplear múltiples estrategias vocales y no vocales. El alumnado, además de la función de petición, diversifica el uso de otras funciones comunicativas como pedir información, reconocer y saludar, etc.
En esta etapa, la comunicación va a resultar más precisa, menos dependiente del contexto y más fácil de decodificar por el interlocutor, aunque todavía no podemos hablar de comunicador independiente.
ETAPA 5. COMUNICADOR SIMBÓLICO COMPLEJO
En esta etapa el alumnado debe disponer de un sistema de baja o alta tecnología de CAA ya que tienen consolidada la capacidad de representación a través del uso del lenguaje, secuenciando signos, símbolos y/o palabras. Asimismo, muestran progresivamente una mayor complejidad morfológica y sintáctica, participando cada vez más en la generación de contenidos comunicativos que incluyen aumento de vocabulario y de enunciados, morfemas, flexiones verbales, descripciones, etc. La persona considerada como comunicador simbólico complejo entiende cada vez más conceptos e incrementa su léxico receptivo, con un mayor uso del lenguaje en situaciones interactivas.
Tras la lectura de estas etapas, se recomienda al profesional que reflexione acerca de los comportamientos que suele realizar el alumno, para obtener una referencia de la etapa que mejor describe la mayoría de las habilidades y que, por tanto, representa su nivel de desarrollo actual. La ubicación del alumno en una determinada etapa es el punto de partida para cumplimentar ROCAA y valorar las habilidades en los diferentes dominios.
Las etapas definidas tienen un carácter orientativo, ya que la comunicación se considera un continuo; por ello, es posible que haya habilidades que el alumno tenga adquiridas más allá de su nivel global de competencia actual, es decir, más allá de la etapa en la que presenta la mayor parte de sus comportamientos. Del mismo modo, es posible que el alumno, aún funcionando en una determinada etapa, no haya logrado todavía algunas habilidades de la anterior.
Por este motivo, al seleccionar la etapa que mejor describe las habilidades actuales del alumno, la propia herramienta ofrecerá de manera automática la posibilidad de iniciar la valoración desde la etapa anterior. Del mismo modo, dará la posibilidad de continuar valorando los ítems de la etapa siguiente a la seleccionada, obteniéndose así una visión general de las habilidades implicadas en la comunicación del alumno.
El profesional al cumplimentar ROCAA debe tener en cuenta que lo que se evalúa es el ítem, no los ejemplos. Se considerarán las capacidades de cada alumno valorando si realiza el comportamiento descrito en el ítem. Los ejemplos que se aportan son variados para reflejar la diversidad. En algunos casos, contemplan el uso de signos manuales, el uso de la mirada, aproximaciones a respuestas orales, en otros, el uso de pictogramas o dispositivos, etc.
Cada ítem se valora utilizando las claves: HNA, para habilidades no adquiridas, HE, para habilidades emergentes, y HA, para habilidades adquiridas. Estas claves hacen referencia a los posibles niveles de consecución de las habilidades:
- Habilidad No Adquirida (HNA): indica que la habilidad relativa a un ítem todavía no se ha adquirido, lo cual no significa que no la pueda adquirir en un futuro, ni que no se deba trabajar. Tan solo informa que en el momento actual la habilidad no está presente.
- Habilidad Emergente (HE):
indica que el alumno puede no mostrar la habilidad en todas las ocasiones o en todos los contextos o con todas las personas, o que necesita incitación o apoyo por parte del adulto para demostrarla. La presencia de habilidades emergentes conlleva prestar el apoyo necesario al alumno para su consecución y generalización.
Tras valorar una habilidad como emergente es determinante indicar en el apartado de “Observaciones”, situado al final de la etapa, los apoyos que el alumno necesita para su consecución, que pueden ser ayudas físicas, gestuales, verbales, etc.
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Habilidad Adquirida (HA): indica que el alumno puede mostrar la habilidad de forma espontánea, con diferentes interlocutores y en diferentes contextos. Para que surja esta espontaneidad los interlocutores deben adaptarse al tempo de cada alumno.
ROCAA se cumplimenta en versión online o puede ser descargado en formato PDF a través del siguiente enlace. El registro en su versión online, una vez cumplimentado, devolverá un documento con la información precisa del nivel comunicativo del alumno relativa a las habilidades observadas, tanto emergentes como no adquiridas. Estas habilidades se convertirán en los objetivos que formarán parte del programa de intervención del alumno.
Para el plan de actuación personalizado se recomienda cumplimentar este registro, tanto al inicio del curso como al finalizarlo, favoreciendo un seguimiento de la evolución de sus habilidades.